lunes, 22 de marzo de 2010

Es preferible el amor al alimento

Es preferible el amor al alimento

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9 comentarios:

  1. Para mi es una verdad como un puño. Pero no todo el mundo piensa igual. De ahí la decadencia en la que se encuentra el mundo. Lástima.

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  2. Envidia, sana, pero envidia en definitiva hacia tu disponibilidad, tu entrega y tu capacidad mental para disponer de tu tiempo en el análisis de problemas y lectura de todos los blog que acampan bajo el manto de tu interés. Gracias

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  3. Hola, me alegro haber pasado por aqui, porque me ha encantado tu blog, estaré pendiente cuando publiques más y más.... Pasate por mi blog, te espero por allí, un besote desde Salamanca (España)

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  4. Gracias Ana, ! qué idea más fantástica la de escribir un blog dedicado a la felicidad !!.

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  5. De entrada no estoy de acuerdo con el titular 'es preferible el amor al alimento' porque lo primero que tendriamos que hacer es ponernos
    de acuerdo en qué entendemos por amor. Por eso me ha sorprendido que Agustín, que ya nos ha demostrado su gran capacidad de análisis,
    haya pasado por alto esta circunstancia. Para mí, el amor tiene dos vertientes, una física (como el hambre) y otra espiritual (el amor
    fraternal, por ejemplo). El amor, en su vertiente física, satisface una necesidad biológica, algo innato y común a todos los seres vivos pero que solo llamamos amor si los que lo sienten o practican son seres humanos. Y es que la naturaleza es tan sabia que para asegurar la continuidad de la especie implantó en los seres vivos dos 'instintos' fundamentales: el comer y el follar (perdonar la dureza del término, pero es que los posibles sinónimos -por ejemplo, joder- tienen otra connotación -fastidiar- que no viene al caso). Y gracias a estos dos instintos, aquí estamos.
    También presiento que existen como unos vasos comunicantes entre uno y otro que hacen que cuando uno disminuye el otro aumenta, sobre todo esto suele ocurrir con la edad (Yo voy ya por ochenta y tantos kilos).
    Por eso en esa vertiente física 'amor' y 'alimento' son dos necesidades que se complementan para ese fin de la perpetuación de la especie. En la vertiente espiritual, el amor pierde su parte biológica, quedándonos la parte sentimental y no está muy claro si es exclusiva del ser humano. En el caso del experimento de la mona al que hace referencia Eduardo Punset, no me queda muy claro qué tipo de sentimiento experimeta la mona cuando se abraza al robot de lanilla, si es una rémora de ese amor materno-filial o si es simplemente el calorcillo. Yo, para salir de dudas, propondría que se repitiera el experimento pero añadiendo, además de los robots, un brasero y ver entonces donde se va la mona después de comer. Por otro lado, el alimento tambien puede ser un sentimiento (sobre todo cuando te lo prohibe el médico). Finalmente para concluir y como respuesta a la pregunta '¿es preferible el amor al alimento?' yo respondería que sí hasta cierta edad. Y a partir de esa cierta edad, creo que hacemos como la mona: buscamos el calorcillo.

    Saludos y felices procesiones.
    Nicolás

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  6. A mi estos temas me descolocan un poco. Coincidiendo algo con lo que dice Nicolás, tengo que acotar un poco la pregunta final: ¿Es preferible el amor al alimento?. Preferible ¿para quien?. Para el individuo es imprescindible el alimento, ya que sin el no hay vida y por lo tanto no hay amor ni hay nada. Para la especie es necesario el amor, para perpetuarse. El experimento, como todos los de sicologia, carece totalmente de rigor y va buscando el resultado apetecido. En este tipo de experimentos se es muy poco exigente, y cuando sucede lo que se quiere que suceda, se da por bueno. En física y en química se experimenta con un nivel de exigencia mucho mayor, un fracaso experimental derrumba una teoria. En sicologia un acierto experimental corrobora una teoria.Es una "ciencia" que utiliza muy poco las matemáticas.
    Un saludo.
    Antonio

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  7. Lo poco que he visto de tu blog me ha encantado. Ya lo miraré más en serio cuando tenga más tiempo.

    Lo he encontrado por recomendación de Google Reader.

    Un saludo.

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  8. Nicolás, reconozco que mi respuesta es subjetiva, y muy influida por mis vivencias personales. He obviado el experimento del mono y he preferido pensar en el alimento y en el amor en sentido amplio .

    Ya sabemos que se tarda en morir de inanición alrededor de un mes y medio. Y que uno puede vivir sin ningún afecto bastante más tiempo. Cuantitativamente se vive más tiempo solo comiendo que solo recibiendo afecto. Pero no creo que sea esta la cuestión.

    El suicidio en los paises desarrollados tiene una tasa tremendamente elevada. Es un tema tabú pero por ejemplo en España y en EEUU, supera a las muertes por accidentes de tráfico. Unas nueve personas se suicidan cada día en España. El afecto suele jugar un papel muy importante en estas muertes (se ha comprobado que el enviar una simple carta a un potencial suicida preguntándole como está disuade del suicidio a la mayoría - Fuente: Redes de Punset) .

    Los casos de depresión, que no dejan de ser una muerte en vida, son quizás mejor índice que el de suicidios. Son tan elevados en los paises desarrollados que la OMS no sabe como va a tener que proceder en un futuro cercano. Hay falta de afecto detrás de muchísimos casos de depresión.

    El hecho de que es necesario comer para vivir es algo que sabemos desde hace quizás un millón de años, pero la importancia del afecto para sobrevivir es algo que la psicología está comenzando a tratar ahora con cierta seriedad.

    No veo yo tanto que la cosa esté en defender literalmente que el amor es más necesario que el alimento, sino más bien el hecho de que simplemente el amor, el afecto, es otro factor de supervivencia que no se había querido considerar hasta ahora, quizás debido a una "mala prensa" que han tenido las emociones en el pasado.

    Personalmente he tenido, no hace demasiado tiempo, la ocasión de vivir en un estado de miseria. Por circunstancias de la vida perdí todo lo que tenía: mi casa, mi negocio, mi dinero... incluso por poco tiempo llegué incluso a dormir en la calle. Mucho peor que eso era en aquel momento la falta de afecto.

    Conocí a una persona que estaba igual que yo, en la ruina más absoluta. Ella era ingeniera, empresaria, y una chica muy inteligente; pero las cosas se le habían puesto en contra al igual que a mi. Me marché de mi ciudad y al poco de estar con ella, tuvo que vender su casa para pagar las deudas. La penuria era muy difícil de describir... pero ahora había una diferencia: contábamos cada uno con el afecto del otro. Gracias a este afecto, pudimos colaborar juntos en un proyecto común de ingeniería e informática. Es difícil trabajar si te cortan la luz, o si te bloquean las cuentas bancarias, o te faltan medios materiales básicos... Pero con afecto llegas a reirte de la situación.... o por lo menos lloras acompañado; que es mucho menos amargo. La historia, como todas las historias es mucho más larga. Solo decir que finalmente salimos de la miseria en 2008 y que aun más importante que eso fue que en mi caso, (que es por el que yo puedo hablar), el afecto, creo yo que me salvó literalmente la vida. Es por eso que debo pedir disculpas por mi falta de objetividad ante la frase planteada.

    Saludos.

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  9. Enlace esto como un experimento también.
    Gracias Ana, Nicolas, siempre tan claro y práctico ,Agustín, de nuevo sorprendente, Antonio dejando atrás mi faceta científica elegí esto no por el experimento-discutible- sino por la contundencia del mensaje que le da el título, por cierto Antonio J. Pan no se bien cómo funciona lo del Google Reader.

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