Una visita a Peñafiel me hizo evocar sabores del castellano antiguo: imagino al infante Don Juan Manuel saboreando un lechazo al horno en el Molino de Palacios, degustando cualquiera de los caldos de la Ribera del Duero, paseando por la orilla del río Duratón, para descansar en el majestuoso Convento de San Pablo donde se dice escribió El Conde Lucanor, perdiéndose por los dos kilómetros de laberintos de las bodegas en las entrañas de su castillo reapareciendo como si se tratase de un viaje en el tiempo en las modernísimas Bodegas Protos del arquitecto Richard Rogers, donde la tecnología convive en perfecta simbiosis con el moho de sus bodegas : aromas de roble y frutas que invitan a disfrutar del buen vino.
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La hélice como curva optima para una escalera en la bodega en la que duermen decenas de miles de toneles apilados en perfecta armonía, una sucesión de cinco bóvedas parabólicas que conforman un figurado racimo; simetría especular ,...; en mi viaje, entre el disfrute del buen comer y beber me gusta encontrar Matemáticas.
Estupenda la entrada y las fotos. Un viaje al medievo. El infante Don Juan Manuel, paseando por la orilla del rio Duratón ... y viajando en el tiempo....
ResponderEliminarMe encantan las bóvedas parabólicas con sus simetrías especulares y la integración que han conseguido entre lo moderno y lo antiguo.
Por cierto que en mi entrada del doce de Marzo, nombro al célebre compositor de musicales Richard Rodgers.. y cometo una falta tipográfica (omito la d de su apellido), de tal manera que realmente estoy nombrando al arquitecto que tú citas. ¿Casualidad? :-)