Ahora más que nunca, nos preocupamos del futuro, como padres y profesores, este video nos puede ayudar a encarar el futuro de otra manera; se trata de un discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford en 2007 tras superar un cancer de pancreas, cumplirá 54 años el 24 de febrero. Fue hijo adoptado, pasó de largo por la Universidad (no tenía dinero ni interés), y se encontró con su futuro en un curso sobre tipografías. Quizá en aquel momento empezó a entrever el entorno Mac, la sencillez. Fue uno de esos «chicos del garaje» que, en compañía de un amigo, Steve Wozniak, creó Apple. En 1982 ya era el millonario más joven de Estados Unidos, con 4.000 empleados. El 24 de enero de 1984 lanzó al mercado el primer ordenador sencillo de uso mayoritario, con una memoria de 128K. Han pasado ahora 25 años y vuelve a ser noticia por una nueva enfermedad. He recordado entonces cuando en mis clases de Informáticas comparaba a Bill Gates y a Steve Jobs... Ahora es el momento que tú adolescente sepas que existe algo más que Microsoft y conozcas a este informático.
Frases de Steve Jobs:
Una reflexión sobre el éxito y el final. Les dijo a los alumnos: «A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. No os conforméis». Y también: «Tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición». Y: «Durante los últimos 33 años cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Y si la respuesta era no demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo». Epílogo: «Sigue hambriento. Sigue atolondrado»..
Y por si aún quieres reflexionar un poco más, acabo con un cuento sufí:
Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra.
El vecino que se percató de este hecho corrió a la casa del hombre para avisarle:
-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes más. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar, ¡qué buena suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?
Unos días más tarde el hijo montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido!, tras el accidente tu hijo no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.
El hombre, otra vez lo miró y dijo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?
Pasó el tiempo y estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército empezó a reclutar jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al accidentado se le declaró no apto. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?...
Devolviendo la visita. Me gusta mucho tu blog, así que aquí tienes un nuevo seguidor. espero podamos compartir algunos artículos de interés común en el futuro, Manoli.
ResponderEliminarSaludos,
BETO